Contra todo pronostico y absurdas excusas por parte del socialismo, la Unión Europea se prepara para hacer acto de presencia y control en los próximos comicios presidenciales de Venezuela, el próximo 28 de julio.
El Político
Luego de haberse hecho viral la declaración del Presidente de la Asamblea Nacional Socialista, Jorge Rodríguez, que aseguraba que para el gobierno resultaba “muy difícil” poder contar con la participación de observadores internacionales, al menos 100 observadores electorales se preparan para arribar en el país.
El Servicio Exterior de la Unión Europea ha señalado que se encuentra en un momento crucial. Desde su sede en la capital belga, se ha confirmado que los preparativos para una misión técnica de observación electoral en Venezuela ya han comenzado. Esta misión, compuesta por 100 observadores, tiene como objetivo supervisar las elecciones presidenciales programadas para el 28 de julio.
La invitación formal extendida por el régimen de Maduro ha acelerado los preparativos que ya se venían gestando, previamente insinuados por el Alto Representante de la UE para Política Exterior, Josep Borrell.
Sin embargo, la Unión Europea ha dejado claro que su participación está sujeta a condiciones específicas. Exigen independencia total en el proceso, acceso completo a todas las mesas electorales y una relación fluida y sin restricciones con los medios de comunicación.
Condiciones impuestas por la UE
Uno de los puntos centrales de estas condiciones es la garantía de elecciones inclusivas, que solo pueden lograrse con la participación activa de la oposición democrática.
Desde Bruselas, se reconoce el respaldo unitario del arco democrático a un candidato, lo que ha generado un renovado interés en explorar esta vía electoral. A pesar del escepticismo inicial, la oposición ha hecho un llamado al apoyo, destacando la importancia de intentarlo y asumir los riesgos involucrados.
El esfuerzo de la oposición por buscar una ruta electoral viable ha sido respaldado por contactos directos casi diarios con representantes europeos. Desde la UE, se reconoce la creación de un espacio para el diálogo, aunque la incógnita clave radica en si Maduro aceptará los términos establecidos por el bloque europeo.
La estrategia europea hacia Venezuela se desarrolla en dos líneas paralelas: la extensión de sanciones contra el régimen, aunque temporalmente acortadas, y la búsqueda activa de canales de negociación.
Este enfoque se realiza en cooperación con Estados Unidos y en estrecha colaboración con países clave de la región como Brasil y Colombia, con el objetivo de acercar posiciones y buscar una salida pacífica y democrática a la crisis venezolana.
Europa respaldará la ruta electoral
El respaldo de Europa a la ruta electoral se ha fortalecido con el seguimiento detrás de un candidato respaldado por el arco democrático.
A pesar de la inhabilitación de líderes opositores prominentes, como Maria Corina Machado, la sociedad civil y los partidos políticos opositores continúan apoyando esta vía, lo que Bruselas interpreta como una señal positiva.
El reciente viaje de una comitiva opositora a Bruselas buscando respaldo europeo, junto con la inscripción de un candidato opositor, ha marcado el inicio de los preparativos para la misión de observación electoral. Sin embargo, se insiste en que la participación de la UE está condicionada a la aceptación de su metodología por parte del régimen de Maduro. El tiempo apremia, y se subraya la necesidad de llegar a un acuerdo formal y desplegar un equipo de avanzada en el terreno varias semanas antes de las elecciones.
A pesar de la preparación en curso, la incertidumbre persiste. La posición del régimen sobre la participación de la diáspora venezolana y su postura respecto a la represión y persecución de opositores aún no están claras.
La volatilidad del escenario político venezolano hace que el futuro de la misión europea permanezca en vilo, con la posibilidad de que las condiciones establecidas por Europa no sean aceptadas por Maduro y su gobierno.